Clásica 2

Revista de Ópera y Música Clásica

Gioacchino Rossini: Petite Caprice. Allegretto grotesco

Fecha de publicación: 12 de diciembre de 2012

ENCICLOPEDIA DE LA MÚSICA CLÁSICA. Gioacchino Rossini, tras el éxito del estreno en París de Guillermo Tell acaecido el 3 de agosto de 1829, abandonó la composición para retirarse. Estaba en la cumbre de su carrera y atrás dejaba un corpus operístico de 39 obras. Sin embargo volvió a componer para amenizar las concurridas y animadas tertulias que con su segunda mujer, Olimpia Pélissier, organizaban en París. El instrumento para el que volvió a componer Rossini fue el piano, como no, el gran instrumento de salón.

Paul Louis Delance: La Torre Eiffel y el Campo de Marte en enero. 1889. Musée Carnavalet

**SORBITOS DE MÚSICA CLÁSICA. GIOACCHINO ROSSINI (*)**

Gracias a ello podemos disfrutar de la riqueza melódica y del fino perfil musical de Rossini empleado fuera de la música escénica. Una serie de obras que prácticamente se extienden a lo largo de los últimos diez años de vida del compositor. Como colofón a esta corriente musical pianística de Rossini podemos citar su obra Marche et Réminiscences pour mon denier voyage, título que se explica por si solo y donde el compositor de Pésaro cita casi literalmente pasajes de algunas de sus óperas para finalizar con unos cuantos retazos de su Réquiem.

AUDICIÓN DE MÚSICA CLÁSICA EN CLASICA2

Escuchemos, a modo de ejemplo de esta no tan conocida faceta de Rossini, Petite Caprice. Allegretto grotesco, una miniatura irónica y no exenta de un cierto ánimo de venganza contra el compositor francés Jacques Offenbach, factotum de la opereta en aquel momento, y que se había reído de Rossini tras el estreno de La Bella Helena. La obra es una sucesión de variaciones sobre un tema próximo al “can-can”, la danza tantas veces repetida en las operetas de Offenbach. Hela aquí.

Rossini:Petite Caprice. Allegretto grotesco

(*) Sorbitos de Música Clásica de Clasica2, un remanso musical explicado en pocas palabras y que pretenden servir para hacer un alto en el camino de nuestro quehacer diario y cobrar nuevas energías para continuarlo.