Los Interludios de Clásica2, un paréntesis en tu actividad cotidiana para escuchar dos minutos de música clásica mientras lees un poema, os invita a que os olvidéis por un momento del ajetreo diario escuchando este delicioso pasaje del Concierto para piano y orquesta nº 18 de Mozart al tiempo que Pablo Neruda nos susurra del Mar.
Mozart: Concierto para piano y orquesta nº 18 en Si bemol mayor K 456. I. Mov. Allegro vivace
El Mar (Pablo Neruda)
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.
Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.
Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento .
Pablo Neruda
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