Gerardo Fontanes Pérez nos remite, para participar en nuestro IV Concurso Literario-Musical de Relatos Cortos de Clasica2, el escrito titulado "La Jota" y que publicamos a continuación.
Cayó la noche, embarazada del trajín de la celebración. En su Fiesta Mayor, el pueblo alborotaba en las placetas y callejas empedradas. Desde la taberna de arriba hasta la tasca de abajo, continuaba el ir y venir del personal en alegre procesión. Medraba la chanza; ofrecían bebidas a los hombres, dulces a los niños y piropos a las mozas. En las casas, las luces eran hogares de leña en que repartían cenas antes de de ir a la plaza, donde una charanga haría bailongo hasta la madrugada.
Anticipada por un petardo y al sonido de un clarín, comenzó la juerga. Los músicos apañaron los bailables emparejando al pueblo, favoreciendo romances, remozando amistades y matando rencillas viejas. Los niños, imitando a los mayores, brincaban por todas partes.
Una pareja, incansable, enlazaba bailes y rientes abrazos. Él, un robusto paisano de sonrisa oscura; ella, Pilar, remarcados ojos de azulete, vestía turgencias disimuladas por una toquilla.
La gente aplaudía, comentando: “¡estos siempre están igual!”.
A media noche, la música se detuvo. Un redoble de tambor convocó a los espontáneos. Era tradicional que joteros del lugar cantaran sus invenciones. Los aplausos decidirían el premio: una botella de champán costeada por el alcalde. Desfilaron seis recias voces, muy aplaudidas. Luego un rumor creció: “¡Que cante Alejandro, el de la Pilar!”. Llevaron al remiso mozallón hasta la orquestina. Se ordenó silencio; rasguearon las mandolinas y brotó su voz con ecos de pozo profundo:
“Virgencita del Pilar…
Arrodillado en tu altar,
déjame que yo te cante,
que así me gusta rezar.
Y a mi mujer, la Pilar…,
queriéndola agasajar,
dejadme que yo le cante,
que esa es mi forma de amar.”
Concluyendo, insospechadamente, con una nota aguda, abierta, vibrante y eterna.
Entonces, los astros desaparecieron, ocluidos por el incienso empolvorado de mil tracas de artificio.
Gerardo Fontanes Pérez