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Revista de Ópera y Música Clásica

La Crítica Musical y Clara Wieck. Epístola Musical

Fecha de publicación: 06 de enero de 2012

EPISTOLAS MUSICALES. La crítica musical, a veces acertada, a veces ácida, a veces dura, y otras muchas veces desenfocada y carente de rigor, no puede por menos que ser considerada una epístola que versa sobre la música. Una carta abierta a los artistas criticados, al público, a la Organización, y muchas veces a las generaciones venideras.  

Maria Joao Pires en Concierto

 

Música ClásicaLA MÚSICA CLÁSICA Y LA LITERATURA EN CLASICA2 

Este último caso es el que a mí me interesa. Entre otras cosas porque el tiempo suele pulirle las aristas a la crítica; ya no están ni los críticos ni los criticados, y porque suelen ser fuentes inestimables de información privilegiada. 
 
De entre estas epístolas me atraen aquellas que son documentos literarios de primer orden y que destilan sensibilidad y poesía sin perder por ello objetividad. Además, leídas con la perspectiva temporal suficiente, nos ilustran sobre un estilo de decir las cosas que nunca más volvió. 
 
Hoy, este capítulo de Epístola Musical, quiere reverdecer para todos vosotros una crítica laudatoria que el eminente Franz Grillparzer dedicó a una jovencísima Clara Wieck allá por el lejano mes de enero de 1838. 
 
Estos son los antecedentes: 
 

Revista de música clásicaA finales de octubre de 1837 Clara Wieck, más tarde Clara Schumann, dejaba atrás las murallas de su Leipzig natal en compañía de su padre Friedrich Wieck con destino a Viena. Papá Wieck pretendía emular a Leopold Mozart enseñando a su virtuosa hija por lo más granado de Europa, tal como había hecho el padre del genio salzburgués.

Su primera parada la realizaron en Praga. Allí la jovencita Clara enamoró con su arte y con su belleza a los vecinos de la Ciudad Dorada. Un éxito arrollador al que asistieron más de cuatrocientas personas entre los dos conciertos que ofreció en el Conservatorio de la ciudad.
 
A últimos de noviembre de 1837 la familia Wieck hizo su entrada en Viena. El primer recital, ofrecido en casa de la baronesa Pereira, fue todo un éxito. A esta velada privada siguieron otras del mismo carácter restringido a las que asistieron figuras de la talla del musicólogo Joseph Fischhof, Nikolau Lenau y el gran dramaturgo austriaco Franz Grillparzer
 
El primer concierto público se celebró en el Salón de la Asociación de Música el 14 de diciembre de 1837. Una sala abarrotada presenció esta presentación pública de Clara. Tras este éxito las invitaciones a nuevos recitales no se hicieron esperar. La Casa Imperial austriaca no fue ajena al éxito de la nueva estrella. De hecho el 7 de marzo del año entrante de 1838 el Emperador nombraría a Clara Wieck “Real e Imperial virtuosa de cámara” sin que fuese óbice ni su minoría de edad, ni su carácter de extranjera, ni siquiera que no fuese católica.  
 
El 8 de enero de 1838 el Príncipe de Wurttenberg y el Príncipe Lobkowitz asistieron a un concierto en el que Clara interpretó entre otras la Sonata nº 23 para piano en fa menor Op. 57 "Appassionata" de Ludwig van Beethoven.
 
Al día siguiente, 9 de enero, Franz Grillparzer publicaba el siguiente artículo laudatorio titulado Clara Wieck und Beethoven (Clara Wieck y Beethoven). Nuestra epístola musical de hoy. Decía así: 

Revista de música clásicaCLARA WIECK Y BEETHOVEN

Sonata en fa menor
 
"Un taumaturgo hastiado del mundo y de la vida, encerró enconado sus hechizos en un cofre bien custodiado, cuajado de diamantes. Luego arrojó la llave al mar y murió. Los homúnculos se afanaron en vano. Ninguna llave ni ninguna ganzúa abrió la resistente cerradura y los hechizos durmieron igual que su maestro.
 
Una pastorcilla que jugaba en la orilla del mar, observó la ávida cacería de los intrusos. Razonable e irreflexiva como suelen ser las niñas, metió sus dedos blancos en el agua, tocó algo, lo tomó y fue suyo. ¡Era la llave!
 
De un salto se puso de pie y el corazón le latió desbocado. El cofre le hizo guiños como si fuera un ojo, la llave giró en la cerradura, la tapa saltó y los genios salieron para inclinarse serviciales ante la graciosa e ingenua ama, que los guió con sus dedos blancos como si jugara".
 
Franz Grillparzer
 
¿Se puede hacer mejor elogio a una pianista? ¿Se puede ser más delicado?. Un botón de poesía al servicio de la crítica musical. ¡Que cunda el ejemplo! 

Audición de música clásicaAUDICION DE MÚSICA CLÁSICA EN CLASICA 2

La programación del audio musical que ilustre este artículo viene dada por obligación. Escuchemos el I. Movimiento: Allegro assai de la Sonata nº 23 para piano en fa menor Op. 57 "Appassionata" de Ludwig van Beethoven.
 
¿No sentís a los genios saltando liberados del cofre y guiados por tan maravillosas manos blancas?
 
Manuel López-Benito

Sonata nº 23 para piano en fa menor Op. 57 "Appassionata". I.Allegro assai   Minuto (01:01:51)

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