La Orquesta Metropolitana de Madrid y Coro Talía, con su directora titular Silvia Sanz Torre al frente, ofrecerán el próximo sábado 4 de marzo en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música una de las obras maestras de Gustav Mahler, la Sinfonía nº 2 en do menor “Resurrección”.
Bajo el título Mahler: en busca de respuestas, el tercer concierto de la temporada del Grupo Concertante Talía afronta una obra de grandes dimensiones tanto por su extensión y significado como por los recursos orquestales y vocales que exige, la Sinfonía nº 2 en do menor “Resurrección de Gustav Mahler. Como solistas intervienen Estefanía Perdomo, soprano, y Beatriz Oleaga, mezzosoprano.
Interpretar una obra de las dimensiones de la Sinfonía nº 2 de Mahler requiere una gran orquesta sinfónica, un conjunto fuera de escena de metales y percusión, un gran coro mixto y dos voces solistas (soprano y contralto). Más de doscientos músicos, entre coro y orquesta, saldrán al escenario del Auditorio Nacional.
Para Mahler componer una sinfonía era “edificar un mundo” y en ese universo se encuentran todos sus planteamientos vitales. El compositor pensaba que el mundo y el ser humano, tanto lo bueno como lo malo, habían de estar representados en su obra que, por eso, se muestra llena de contrastes.
La música de Mahler plantea preguntas y busca respuestas y recorre el difícil camino de la duda a la certeza y de la angustia a la esperanza. Así ocurre en su Sinfonía nº 2. El compositor encuentra esa respuesta en el último de los cinco movimientos, coral como en la Novena de Beethoven, y la expresa a través de los versos del poeta alemán Klopstock en la oda Resurrección, texto al que el músico suma su propia aportación: “Moriré para vivir”.
Los orígenes de la Sinfonía nº 2 de Mahler
En 1888 Mahler compuso el poema sinfónico en un movimiento titulado Totenfeier (Fiesta Fúnebre) basado en un texto del poeta polaco Adam Mickiewicz y presentó la obra al director Hans von Bülow. Su opinión fue negativa y el músico se desanimó pero no abandonó la obra. A finales de 1893 añadió tres movimientos más y ya en 1894 sumó el quinto movimiento poniendo música a la oda Die Auferstehung (La resurrección) del poeta alemán Friedrich Gottlieb Klopstock.
En Mahler, sinfonía y canción son inseparables. En la Sinfonía nº 2 podemos escuchar dos temas de la recopilación de cantos populares Des Knaben Wunderhorn (El cuerno maravilloso del muchacho) con la que Mahler compuso también un ciclo de canciones. El tercer movimiento, el scherzo, está basado en la canción San Antonio de Padua predicando a los peces. Y en el cuarto escuchamos Urlicht (Luz Prístina) que ha de ser interpretada por una contralto. Como ocurrió con la mayoría de sus sinfonías, la Segunda fue criticada en su estreno y hoy es una de las más queridas por el público.
La soprano canaria Estefanía Perdomo es solista habitual en los conciertos de la Orquesta Metropolitana y el Coro Talía. Junto a ellos ha interpretado el Réquiem de Mozart, Un réquiem alemán de Brahms, Gloria de Poulenc y la Sinfonía nº 9 de Beethoven.
Antes de cantar a Mahler en el Auditorio Nacional, habrá pasado por el Teatro de la Maestranza de Sevilla para interpretar el papel de Papagena en La flauta mágica de Mozart.
La mezzosoprano madrileña Beatriz Oleaga Ballester, por primera vez bajo la batuta de Silvia Sanz Torre, ha participado en óperas como Hänsel y Gretel de Humperdinck, La flauta mágica de Mozart o Moisés y Aarón de Schönberg y muy recientemente ha interpretado El sueño de una noche de verano de Mendelssohn en el Teatro Real de Madrid.
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